*Peniley Ramírez es una periodista mexicana de origen cubano, que narra ese sentimiento de sentirse en Cuba con el desabasto de gasolina*
Por Peniley Rámirez
Después de negarme a hacer compras de pánico ni filas de horas durante la crisis de gasolina, mi carro acaba de llegar a la reserva. En 6 gasolineras cercanas a mi casa no hay abasto. Qué pena, de verdad, que esta sea la cara con que inicia un nuevo gobierno. #Nohaygasolina.
Crecí en un país donde continuamente nos pedían “trabajo voluntario”, “esfuerzo colectivo”, “disculpar las molestias” y “odiar al imperialismo”. Crecí con la mitad del día sin electricidad, una ración de 10 huevos al mes, sin gasolina, sin jabón, sin papel sanitario.
En ese país, que amo y extraño cada día de mi vida, cada crítica era considera “debilidad ideológica” y la culpa siempre era del otro, del enemigo imperialista. Nunca mi gobierno aceptó haber tomado una mala decisión. Ni una sola.
Pasé ocho años sin ver a mi padre cuando se fue de Cuba. La última conversación que recuerdo antes de su partida fue: es mi deber darles otro futuro. Llevo 17 años fuera de mi ciudad, mi amada ciudad. Solo me quedan allí dos amigos. Todos los demás se han ido. Igual mi familia.
Estacionaré mi coche porque no quiero contribuir en lo más mínimo a la histeria colectiva. Me gusta usar transporte público y lo he hecho siempre. Estudié en una universidad pública en México y durante años he documentado la gravedad del huachicoleo, la impunidad y la corrupción.
Soy periodista y me enorgullezco de investigar el poder, sin importar su filiación ideológica. Soy, como ciudadana, una persona de izquierda y así he ejercido siempre mi derecho al voto, que obtuve gracias a México en 2008.
Muchas de mis fuentes, a quienes entrevistaba cuando daban férreas batallas desde la oposición, ahora están en el gobierno. Los respeto como sé que me respetan. Creo que buen gobierno e ideología son cosas distintas. Es solo que hoy me asaltaron los recuerdos, y duelen.
Sé que en las próximas horas este hilo recibirá respuestas llenas de encono. Haré un esfuerzo por no leerlas. Solo les digo: antes de llamarme fifí, huachicolera, clasista, busquen alguna nota que yo haya firmado y no haya sido crítica de gobiernos anteriores. Los abrazo.
Sé que muchas de esas respuestas dirán que no soy capaz de comprender que se combate un problema de fondo y que lo demás es una molestia necesaria. No es así. Me preocupa la estrategia y no el fondo, la improvisación y no las intenciones, como sería con cualquier gobierno.
No puse gasolina en todos estos días porque pensé sinceramente que el asunto era pasajero, un cambio de estrategia que necesitaba ajustes. Sin embargo, cada día ha cambiado la explicación, los plazos. He preguntado, sin respuesta, cuál fue la estrategia, cuándo y cómo se decidió.
No conocemos esa estrategia. No sabemos cuánto ha sido improvisado. No sabemos si hay controles internos a esa improvisación. Sabemos muy poco de los resultados. Estacionaré mi auto y seguiré atenta, preguntando, porque esa es mi vocación.
Encontré esta nota que escribí en 2015 sobre el dineral que Pemex se había gastado en el sistema de monitoreo en tiempo real Scada y cómo eso no frenó el huachicoleo. Ojalá les interese:
https://www.reporteindigo.com/reporte/entierran-inversion/