Observatorio: Gustavo Miranda, el diputado en pañales, prepotente y sin tablas que originó la violencia en el Congreso
Por Pedro Canché
Por un enfrentamiento a golpes entre diputados de la XVI Legislatura, se suspendió la sesión de pleno número 3 del Poder Legislativo de Quintana Roo cuando al presidente de la mesa Directiva en turno, Gustavo Miranda (PVEM) se le salió de control el debate y tuvo que decretar un receso.
Todo comenzó cuando el presidente de la Mesa Directiva instruyó a la lectura del orden del día, en el cual no se habían incluido dos acuerdos de la Junta de Gobierno y Coordinación Política.
En esos acuerdos, aprobado por mayoría de los coordinadores parlamentarios, se incluía la revisión y cambios en la distribución de los integrantes de las comisiones, así como una propuesta para la comparecencia de funcionarios como parte de la glosa del Tercer Informe de Gobierno del Ejecutivo Estatal.
Sin embargo a pesar de que varios diputados conminaron al presidente de la Mesa Gustavo Miranda a atender el orden propuesto por la Jugocopo, este rechazó atender el acuerdo y sostuvo que él era quien definía el orden del día.
Su molestia, después de haber sido reconvenido por Eduardo Martínez Arcila, Cristina Torres, José Toledo Medina, con la Ley Orgánica y el reglamento interior en la mano, llevó a Miranda a azotar la mano en la Mesa y vociferar “¡ya estuvo bueno!” Y posteriormente subieron los diputados a recriminarle su actuar.
De inmediato Hernán Villatoro, del PT, subió a defender a Miranda, mientras que el priísta Carlos Hernández, se aprestaba a reclamar a Miranda.
El diputado Villatoro se hizo de palabras y empujó a Hernández quien reaccionó y lanzó una cachetada que no alcanzó al petista, pero que lo llevó a lanzar patadas a Hernández quien respondió de la misma manera.
El presidente Gustavo Miranda abandonó su lugar en la Mesa y se sumó a la discusión pero rápidamente regresó para decretar un receso mientras el diputado Martínez Arcila y Cristina Torres, ambos del PAN, llamaban a la cordura y trataban de calmar los ánimos de los diputados que se querían liar a golpes.
Así concluyó la tercera sesión ordinaria en un Congeso dond el presidente de la Mesa, dejó ver su falta de tablas pues con 25 años de edad, no ha podido conducir una sesión sin sobresaltos.
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